Se ha cumplido un cuarto de siglo desde el descubrimiento de la escultura de la Dama del
Cabezo Lucero (Guardamar, Alicante). Con este motivo se ha inaugurado una
exposición en el Museo Arqueológico de esta villa costera alicantina, en la que
en torno al motivo central de la escultura, se muestra el ajuar funerario que
acompañaba a tan singular hallazgo.El Cabezo Lucero es un promontorio situado en la margen
derecha del río Segura que fue lugar de habitación y enterramiento en la
segunda mitad del I milenio a.C. Frente al mismo se situaban asentamientos como
El Oral y la Escuera dela misma cronología. El sector de hábitat de Cabezo
Lucero no se ha conservado tan bien como la necrópolis, en la que se realizaron
excavaciones arqueológicas entre 1980 y 1988. No obstante el lugar era conocido
desde finales del siglo XIX, cuando Pierre Paris, investigador francés que comprara
la Dama de Elche, dio noticia del mismo. Fue en la campaña de 1987 cuando se descubrió muy
fragmentada esta magnífica escultura, que a su innegable buena factura unía el haber
sido recuperada en un contexto arqueológico. Aquel año dirigía la campaña de
excavaciones el ya desaparecido director del Museo Arqueológico de Alicante, D.
Enrique Llobregat Conesa, quien publicó el sensacional hallazgo de la nueva
Dama Ibérica.
En la exposición pueden admirarse diversos materiales cerámicos
y metálicos que constituían el ajuar del enterramiento en el que se halló la
escultura fragmentada. Esta destrucción intencionada debió producirse en un
periodo posterior a la época de apogeo de la necrópolis (entre los años 450 y 325 a.C.) debido a un
periodo iconoclasta o anicónico (destrucción de imágenes o no utilización de
las mismas) o simplemente a convulsiones sociales al final de la Cultura
Ibérica del Levante Peninsular. Podemos adquirir un breve pero muy cuidado catálogo bajo el
título de “La Dama de Guardamar y la necrópolis del Cabezo Lucero” y a precio
realmente competitivo (5 €). Editado por el Excmo. Ayuntamiento de Guardamar del
Segura con textos de Enric Verdú Parra y
Manuel H. Olcina Doménech. En suma una exposición que nos permite acercarnos a
un hallazgo señero que se produjo hace ahora 25 años.
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