martes, 15 de mayo de 2012

Avance de las memorias científicas de los yacimientos arqueológicos afectados por la Modernización del Canal de Estremera


El proyecto de Modernización del Canal de Estremera ha supuesto la puesta en regadío de más de tres mil hectáreas de la margen derecha del río tajo a su paso por los términos de Almoguera y Driebes en Guadalajara, Estremera, Fuendidueña de Tajo, Villarejo de Salvanés y Villamanrique de Tajo en Madrid y Villarrubia de Santiago en Toledo. Con anterioridad y construido hace más de medio siglo, el antiguo canal regaba por gravedad este amplio paisaje de vega. Hoy día un completo sistema de tuberías subterráneas transportan el agua captada en cuatro puntos del río, derivándola a multitud de parcelas que han visto como el agua mejora los rendimientos de las producciones agrarias. 

La Arqueología Preventiva desarrollada en este proyecto ha permitido la constatación de la existencia de algunos yacimientos arqueológicos conocidos mediante carta arqueológica o fases anteriores de prospección, cual es el caso del asentamiento prehistórico de Esteva - uno de cuyos fragmentos cerámicos encabeza estas líneas - y el hispanorromano de Los Guillares, ambos en el término de Almoguera. No es el caso de el yacimiento de El Sotillo, inédito y seguramente relacionado con la ciudad visigoda de Recópolis. En la Comunidad de Madrid también han sido identificado y parcialmente excavados los yacimientos fechados en el final de la Prehistoria de El Hospital y El Palancar (Villamanrique) y el altomedieval de Casa de la Barca (Fuentidueña). No obstante destacamos por la superficie excavada y el volumen de material desvelado, el yacimiento calcolítico de Valdezarza II, en término de Villarejo de Salvanés e inmediato al cauce del río Tajo. En este lugar también hemos tenido ocasión de identificar una ocupación de época altomedieval con una inhumación de un individuo adulto con evidentes signos de muerte y enterramiento violentos.

En la actualidad acabamos prácticamente de procesar todo el material arqueológico recuperado - que se acerca a la tonelada de peso - y que se inició en el gabinete instalado en las oficinas de la empresa adjudicataria de la construcción a mediados del año 2011 con el lavado, clasificación, siglado y embalaje de las piezas. Posteriormente en nuestros locales hemos realizado la descripción, dibujo y fotografía de los centenares de fragmentos selectos que ya tenemos preparados para depositar en los museos arqueológicos correspondientes, en este caso Museo Regional de Madrid y Museo Arqueológico de Guadalajara.

Abordamos ahora la última parte de este proceso, cual es la redacción de las memorias, el momento de inscribir nuestros hallazgos en la literatura científica, siempre guiados por lo que ella misma nos dicta y de la mano de los colegas, algunos de ellos también amigos, que nos precedieron en la labor de desvelar las granjas, lugares y poblados hoy ya extintos.


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