jueves, 19 de abril de 2012

Lo últimos carpetanos



Esta mañana hemos asistido al acto de inauguración de la exposición “Los últimos carpetanos. El oppidum de El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid)” que ha tenido lugar en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid  sito en la Plaza de las Bernardas s/n de Alcalá de Henares. La muestra permanecerá abierta hasta noviembre del presente año y se halla estructurada en nueve unidades temáticas, desde un panorama general de la Hispania prerromana entre los siglos III y I a.C. hasta una reflexión final “sobre el pasado, el presente y el futuro de la investigación en El Llano de la Horca, hasta el momento, el yacimiento carpetano mejor conservado y conocido, punto de referencia imprescindible para el estudio de los último carpetanos y, en general, de las comunidades de finales de la Edad del Hierro.” según reza el tríptico disponible.
Si bien algunas piezas rayan la excepcionalidad (placa decorativa de bronce) no son menos interesantes otras como el denominado “Vaso de los Caballos”, la colección numismática o los diversos útiles relacionados con las artesanías que se desarrollaron en el interior de las casas carpetanas. El montaje de la exposición es magnífico y muy grata de ver, no como otras donde el “minimalismo lumínico” llega a su máxima expresión o las grafías de color gris hacen inteligibles la mayoría de las cartelas... Además podemos apreciar otras dos piezas contemporáneas de otros lugares también señeros de la Carpetania, cuales son el relieve que apareció en el Cerrón de Illescas y la Phiále mesómphalos de Titulcia, recipiente con perfil de plato y relieve central con cabeza de felino, realizado en plata y fechado entre finales del siglo IV y mediados del siglo III a.C.
La exposición tiene su epílogo en un mas que excelente catálogo que se inicia con unas emotivas páginas de Enrique Baquedano, director del M:A.R. y de las excavaciones del Llano de la Horca, que se suceden desde el año 2001. Las palabras de Enrique no son habituales en la literatura arqueológica, pero como muy bien él dice el museo es “La Casa de los Arqueólogos” y precisamente una parte muy importante de nuestro trabajo es contar lo que hacemos. Y en eso él es el número uno, en una labor y perseverancia que compartimos. No podemos dejar de mencionar tampoco a los otros profesionales que dirigen las intervenciones de campo y laboratorio y que también comisarian la exposición, Miguel Contreras Martínez, Gabriela Märtens Alfaro y Gonzalo Ruiz Zapatero. Hemos felicitado a Miguel (felicitación que hacemos extensiva a todos), amigo de dos décadas y que siempre nos recibe con una sonrisa cuando vamos al Museo a “dar la lata” con piezas y expedientes de excavación arqueológica. Por fin hemos de mencionar las siempre pulcras fotografías de Mario Torquemada y las excepcionales ilustraciones de Arturo Asensio, que sin duda contribuyen a la inteligibilidad de los días y las horas de un grupo humano a más de dos milenios vista.

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